RAFAEL CORTIJO

Orientación terapéutica

Trabajo principalmente dentro del marco de las psicoterapias humanistas. Esto significa que le doy una importancia central a la empatía y la aceptación incondicional de la persona con la que estoy trabajando. No como algo abstracto o una mera herramienta, sino como algo experimentado de forma auténtica. Cultivar esas actitudes es parte de mi trabajo personal como terapeuta. El objetivo es poder ofrecerte una atmósfera facilitadora en la que explorar tu vivencia de forma segura, donde dar voz y significado a tus emociones, especialmente aquellas más enterradas, aquellas vividas como inaceptables o incomprensibles, aprendiendo a escucharlas desde la aceptación y la curiosidad. Este proceso valida, empodera, reconcilia y abre nuevas vías para el cambio.

Dentro de este clima de acompañamiento empático, habrá ocasiones en las que podré sugerir técnicas, formas de conceptualizar o afrontar una situación, siempre de forma tentativa y colaborativa, teniendo siempre presente que tú eres quien mejor te conoce.

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En el trabajo con parejas el objetivo es ayudar a reconocer y transformar patrones negativos de interacción, fomentando una mayor conexión emocional y seguridad en la relación a través de la identificación y expresión de emociones y la reconstrucción de un vínculo seguro.

Hay varios enfoques terapéuticos y teorías que encuentro últiles y de las que se nutre mi práctica terapéutica. Si tienes conocimientos de psicoterapia, experiencia previa como paciente o, simplemente curiosidad, aquí van algunos de esos enfoques: terapia centrada en la persona, terapia de pareja focalizada en las emociones (EFT), enfoques cognitivo-conductuales, mindfulness, ... Abogo por una modelo pluralista y flexible de terapia, que intente adaptarse a la persona más que intentar que la persona se adapte al modelo.

Entiendo la salud mental como una realidad intrínsecamente ligada a nuestras relaciones y al entorno social en el que vivimos. La felicidad y el sufrimiento no son algo puramente individual, no surgen en el vacío, sino dentro de un contexto social. Las presiones y las profundas desigualdades a las que estamos expuestos inevitablemente influyen en cómo nos percibimos, cómo nos sentimos y en las dificultades que enfrentamos. Creo que la terapia debe tener en cuenta estas dinámicas y evitar una visión individualista de la salud mental, que no es realista ni justa.